PATATAS FRITAS Y MORTALIDAD ,vitonica

Comer patatas fritas dos o más veces por semana asociado a un mayor riesgo de mortalidad: lo que sabemos del estudio

Comer patatas fritas dos o más veces por semana asociado a un mayor riesgo de mortalidad: lo que sabemos del estudio
¿Puede estar el consumo de patatas fritas ligado a un mayor riesgo de mortalidad? Eso es lo que, en principio, parece decirnos un reciente estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition. Se trata de un estudio de cohortes en el que han participado 4440 personas durante más de ocho años: durante estos ocho años y a través de un cuestionario se llevó un registro de los participantes en el estudio, usando como grupo de control el de las personas que consumían menos patatas a la semana.
Las conclusiones del estudio nos dicen que el riesgo de mortalidad era más alto entre las personas que comían patatas fritas dos o más veces por semana mientras que en aquellos que consumían patatas con otro tipo de cocción no se presentaba ese aumento de riesgo. Pero ¿realmente son las patatas fritas las que aumentan nuestro riesgo de morir?

Las patatas fritas no son la causa, sino un indicador de una mala dieta

Como apunta Susanna Larsson, profesora asociada en el Karolinska Institute en Suecia en declaraciones al Independent, realmente las patatas fritas no son el factor más importante que ha causado la muerte de las personas que participaban en el estudio, pero sí pueden ser un indicador de una mala dieta en general.
El hecho de que se consuman más de dos porciones de patatas fritas semanales en la dieta puede estar vinculado a una alimentación no tan saludable como debería, algo que sí está realacionado con otras enfermedades más graves como pueden ser patologías coronarias u obesidad, que a su vez aumentan el riesgo de mortalidad.

No culpes a un solo alimento en tu dieta

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Cada poco tiempo se pone "de moda" culpabilizar a un alimento o a un nutriente presente en nuestra dieta de la mayoría de los males que nos ocurren. Sucedió en el pasado cuando culpabilizamos (erróneamente) a las grasas de la epidemia de obesidad, y está ocurriendo ahora, creemos que con más acierto, con otros alimentos como el azúcar o el aceite de palma.
El problema de esta perspectiva es que la solución que nos propone la industria es eliminar ese alimento o componente "dañino" en los productos, pero nos anima a seguir manteniendo un patrón alimentario equivocado. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los productos "sin azúcar": un ejemplo muy cercano lo tenemos en la reciente aparición de la Nocilla sin azúcar que, a pesar de no contenerla, sigue siendo una mala opción nutricional.
Un patrón alimentario malo, basado en productos procesados y con comidas desordenadas, seguirá siendo malo aunque eliminemos las patatas fritas. El cambio a una dieta saludable debe ser global: no cambiando un procesado por otro.

Tampoco santifiques los "súper-alimentos"

Lo mismo ocurre, pero a la inversa, con la creciente presencia de los llamados "súper-alimentos" en nuestra dieta. Si tu alimentación es desequilibrada, basada en productos procesados y bien regada por alcohol a diario, de nada sirve que comas semillas de chía para asegurarte de que tomas una buena dosis de calcio. Si el resto de tu alimentación es un desastre, el impacto que va a tener el hecho de que incluyas un "súper-alimento" en tu dieta va a ser prácticamente nulo.
Lo importante, como decía esta misma mañana el dietista-nutricionista Aitor Sánchez en Melodía FM precisamente hablando de los "súper-alimentos", es el patrón alimentario. Dentro de una dieta saludable y en las cantidades adecuadas, estos "súper-alimentos" pueden tener beneficios, pero es más importante aquello que consumas en tu día a día con cierta frecuencia.

Si quieres comer patatas, hazlo de forma saludable

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