FUMAR Y CANCE DE PIEL.mayoclinic
Fumar aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de la piel
He aquí un nuevo motivo para dejar de fumar. Este hábito tan nocivo no sólo es la causa principal del cáncer del pulmón y se relaciona con otras enfermedades como las que afectan al corazón. Ahora, nuevos hallazgos suman a esa lista al cáncer de la piel “no melanoma”.
“El cigarrillo es perjudicial para la salud”, así dice la inscripción en las etiquetas de las cajetillas, pues evidencias no faltan para probar los riesgos que provoca este hábito, que es la causa principal del cáncer del pulmón y que también aumenta las posibilidades de desarrollar otros tipos de cánceres. Asimismo, hay estudios que demuestran cómo el tabaco podría afectar al corazón, la boca, la piel, el cerebro y hasta la audición.
A todos estos problemas, investigaciones recientes suman datos que agregarían a esta lista el cáncer de piel. Una de ellas, por ejemplo, aparece en la edición en línea del 18 de junio de la revista Archives of Dermatology, y ha relacionado a el hábito de fumar con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de la piel que no es el melanoma o cáncer de la piel “no melanoma”, en particular, el denominado carcinoma de las células escamosas.
El carcinoma de las células escamosas es un tipo de cáncer de la piel que afecta a las células que se encuentran en la capa superior de la piel, llamada epidermis. Cuando las células escamosas se vuelven cancerosas (malignas), generalmente se forman tumores nodulares o planos en la piel, a veces con una inflamación (hinchazón) en el área cercana.
La mayoría de los casos del carcinoma de las células escamosas están causados por la exposición prolongada y sin protección a los rayos ultravioletas del sol. Otros casos se forman en las zonas de la piel que se han lesionado o han estado expuestas a agentes que causan cáncer.
Recientemente una revisión de datos también se relaciona al carcinoma de las células escamosas con el hábito de fumar. En particular, unos investigadores del Centro de Estudios sobre el Control del Tabaco del Reino Unido y de la Universidad de Nottingham, en Inglaterra, analizaron los resultados de 25 estudios que se hicieron en once países diferentes, la mayoría de los cuales incluía a personas de mediana edad y mayores. Encontraron que el hábito de fumar se asociaba con un aumento del 52 por ciento en el riesgo del carcinoma de las células escamosas.
Otro estudio que relaciona el cáncer de piel con el tabaquismo apareció en diciembre, en la revista Cancer Causes Control, y señala que las mujeres diagnosticadas con carcinoma de las células escamosas tenían dos veces más posibilidades de haber sido fumadoras que quienes no tenían la enfermedad.
Según este estudio, que fue desarrollado por unos investigadores del Centro Oncológico Moffit, en Florida, en Estados Unidos, los hombres que eran fumadores, a largo plazo, también tenían un riesgo ligeramente mayor de desarrollar carcinomas de las células basales.
El carcinoma de las células basales se desarrolla cuando las células de la dermis (la capa que se encuentra por debajo de la epidermis) crecen de manera anormal. Junto con el carcinoma de las células escamosas, forman el conjunto denominado cáncer de la piel “no melanoma”, que si bien puede ser tratado cuando se detecta a tiempo (y no es tan peligroso como el melanoma), es el del cáncer de piel más frecuente en el mundo.
Además del sol (y del hábito de fumar), otros factores de riesgo del cáncer de la piel son: tener piel clara, tener antecedentes de cáncer de la piel en la familia y ser mayor de 40 años de edad.
Ahora que sabes todo esto, evita exponerte al sol sin protección, aprende a reconocer cambios en el color de tu piel y en el color y/o la forma, el tamaño y la textura de los lunares que tienes, y por supuesto, deja de fumar (si fumas). No sólo disminuirás las posibilidades de desarrollar cáncer de la piel sino que además empezarás a recuperar y a invertir en tu salud y en tu calidad de vida también.
“El cigarrillo es perjudicial para la salud”, así dice la inscripción en las etiquetas de las cajetillas, pues evidencias no faltan para probar los riesgos que provoca este hábito, que es la causa principal del cáncer del pulmón y que también aumenta las posibilidades de desarrollar otros tipos de cánceres. Asimismo, hay estudios que demuestran cómo el tabaco podría afectar al corazón, la boca, la piel, el cerebro y hasta la audición.
A todos estos problemas, investigaciones recientes suman datos que agregarían a esta lista el cáncer de piel. Una de ellas, por ejemplo, aparece en la edición en línea del 18 de junio de la revista Archives of Dermatology, y ha relacionado a el hábito de fumar con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de la piel que no es el melanoma o cáncer de la piel “no melanoma”, en particular, el denominado carcinoma de las células escamosas.
El carcinoma de las células escamosas es un tipo de cáncer de la piel que afecta a las células que se encuentran en la capa superior de la piel, llamada epidermis. Cuando las células escamosas se vuelven cancerosas (malignas), generalmente se forman tumores nodulares o planos en la piel, a veces con una inflamación (hinchazón) en el área cercana.
La mayoría de los casos del carcinoma de las células escamosas están causados por la exposición prolongada y sin protección a los rayos ultravioletas del sol. Otros casos se forman en las zonas de la piel que se han lesionado o han estado expuestas a agentes que causan cáncer.
Recientemente una revisión de datos también se relaciona al carcinoma de las células escamosas con el hábito de fumar. En particular, unos investigadores del Centro de Estudios sobre el Control del Tabaco del Reino Unido y de la Universidad de Nottingham, en Inglaterra, analizaron los resultados de 25 estudios que se hicieron en once países diferentes, la mayoría de los cuales incluía a personas de mediana edad y mayores. Encontraron que el hábito de fumar se asociaba con un aumento del 52 por ciento en el riesgo del carcinoma de las células escamosas.
Otro estudio que relaciona el cáncer de piel con el tabaquismo apareció en diciembre, en la revista Cancer Causes Control, y señala que las mujeres diagnosticadas con carcinoma de las células escamosas tenían dos veces más posibilidades de haber sido fumadoras que quienes no tenían la enfermedad.
Según este estudio, que fue desarrollado por unos investigadores del Centro Oncológico Moffit, en Florida, en Estados Unidos, los hombres que eran fumadores, a largo plazo, también tenían un riesgo ligeramente mayor de desarrollar carcinomas de las células basales.
El carcinoma de las células basales se desarrolla cuando las células de la dermis (la capa que se encuentra por debajo de la epidermis) crecen de manera anormal. Junto con el carcinoma de las células escamosas, forman el conjunto denominado cáncer de la piel “no melanoma”, que si bien puede ser tratado cuando se detecta a tiempo (y no es tan peligroso como el melanoma), es el del cáncer de piel más frecuente en el mundo.
Además del sol (y del hábito de fumar), otros factores de riesgo del cáncer de la piel son: tener piel clara, tener antecedentes de cáncer de la piel en la familia y ser mayor de 40 años de edad.
Ahora que sabes todo esto, evita exponerte al sol sin protección, aprende a reconocer cambios en el color de tu piel y en el color y/o la forma, el tamaño y la textura de los lunares que tienes, y por supuesto, deja de fumar (si fumas). No sólo disminuirás las posibilidades de desarrollar cáncer de la piel sino que además empezarás a recuperar y a invertir en tu salud y en tu calidad de vida también.
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