COLICO DEL LACTANTE

Cólico del lactante

Dr. D. Rogelio Bayés, Profesor Titular de Pediatría, Universidad de Granada.
Dr. D. Luis Miguel Puello Pavés, Médico Pediatra.
El cólico del lactante es un síndrome benigno y autolimitado caracterizado por llanto en un lactante, que parece inconsolable y que desespera a los padres, por lo que es necesario reconocer este cuadro y tratarlo adecuadamente. Es más frecuente entre las dos semanas y los cuatro meses de edad y su causa es incierta. Intervienen varios factores.

El cólico del lactante es muy frecuente, afectando de un 15% a un 40% de los lactantes

¿Qué es el cólico del lactante?

El cólico del lactante es un síndrome doloroso, o al menos displacentero, resultado de un trastorno del tubo digestivo, al que también se le ha denominado "gastroeneterospasmo". Suele aparecer a partir de las dos semanas de edad. Hay que saber que es un trastorno benigno y que desaparece espontáneamente antes de los cuatro meses de edad.

Causas que provocan el cólico del lactante

En la mayor parte de los casos no se puede establecer una causa concreta. Se han propuesto múltiples hipótesis:
  – Intolerancia a las proteínas de la leche de vaca.
  – Hay una predisposición biológica a sufrir cólico en lactantes que tienen valores de una hormona del tubo digestivo, llamada motilina, elevados en sangre.
  – Acumulación de gases en el intestino, normalmente con distensión abdominal (meteorismo). Estos gases serían resultantes de la fermentación de hidratos de carbono (lactosa, almidón) por las bacterias del colon, del aire deglutido durante la ingesta de alimento o con el llanto. Además, habría una sensibilidad aumentada a esta distensión intestinal.
  – Hipermotilidad intestinal. Hacen pensar esto factores como el llanto (que indica dolor o displacer), la distensión abdominal, los flatos excesivos, los esfuerzos por defecar y la tranquilización cuando se modifica la postura del bebé, observados en algunos lactantes con cólico.
  – Aspectos psicosociales de los padres: depresión puerperal, padres inexpertos, ansiosos, con una tensión especial hacia el hijo. Los padres no responden tranquilizando adecuadamente al lactante. De hecho, puede darse una respuesta desadaptada de los padres al llanto.
  – Influyen también aspectos psicológicos del bebé, debido a que su temperamento les hace sensibles a estos estímulos fisiológicos normales.

Síntomas del cólico del lactante

El cólico del lactante es muy frecuente. Afecta de un 15% a un 40% de los lactantes, y se caracteriza por la aparición, en un niño sano y bien alimentado, de episodios diarios de llanto intenso e inconsolable que suelen iniciarse por las tardes y duran, al menos, de 2 a 3 horas. Ocurre más de 3 días en un periodo de 7 días y la situación se prolonga al menos 3 semanas.
Durante los episodios de llanto, el niño suele flexionar los miembros inferiores sobre el abdomen y puede expulsar gases. Suelen expulsar muchos flatos, tienen sueño deficiente y, en un elevado porcentaje, hay problemas de alimentación. Parece que tiene hambre pero no se calma con el alimento. Cuando el episodio termina, el bebe se tranquiliza y vuelve a la normalidad. Es necesario saber que el cólico es el extremo de una gama de variabilidad del llanto normal.
Hay que pensar que un lactante sufre cólico cuando su llanto sea excesivo, difiera del patrón habitual individual, dure más de lo normal, o no se relacione con datos de que existe un trastorno orgánico específico.
Pero, ¿cuál es el promedio y la evolución del llanto diario de un lactante? Al segundo mes de vida, los lactantes que nacieron a términos normales, lloran un promedio de 2.75 horas cada día como máximo, predominantemente por la tarde; después del segundo mes hay una disminución gradual del tiempo de llanto diario.

Diagnóstico del cólico del lactante

Si un lactante comienza con estos episodios de llanto, debe ser valorado por su pediatra para que descarte una patología. El diagnóstico se basa en los síntomas característicos y en la exploración física del lactante, que debe ser normal.

 

Diferencias con el reflujo gastroesofágico

Algunos niños con reflujo gastroesofágico muestran una irritabilidad extrema. El llanto excesivo puede predominar en el cuadro clínico, aunque haya además regurgitación y vómito. Si un lactante tiene aversión a los alimentos, gira la cabeza en dirección contraria al biberón, llora poco después de iniciar la toma de alimento o despierta con llanto excesivo después de una a dos horas de haber sido alimentado, puede ser indicativo de una esofagitis por reflujo gastroesofágico, estando indicado una pHmetría esofágica y una esofagoscopia.

 

Cómo deben actuar los padres ante el cólico de lactante

Cuando un lactante está placentero no llora, así pues no deje que su hijo llore. En realidad, la conducta de los padres con un lactante colicoso es muy estereotipada. En general le hablan, tocan, abrazan, toman en brazos, palmean su espalda y lo pasean.
Sin embargo, si el niño llora, conviene averiguar por qué y descartar que el niño tenga alguna necesidad o esté incómodo considerando las siguientes posibilidades: ¿tiene hambre y quiere comer?; ¿desea succionar (chupete) aunque no tiene hambre?; ¿tal vez quiere que le tomen en brazos?; ¿se siente solo o aburrido y desea estimulación?; ¿está cansado y desea dormir?; ¿hay un exceso de estímulos sensoriales (ruidos, luz, frío, calor) que le molestan?; si viaja en un vehículo, ¿es que se marea?; ¿está húmedo o sucio y necesita higiene? El orden de explorar estas posibilidades será decisión propia y con sentido común. Si el llanto es persistente después de haber intentado resolverlo, pruebe otra manera.
Dos aspectos pueden ser preocupantes para los padres de un bebé colicoso; uno pensar que hay riesgo de una sobrealimentación, otro creer que sus conductas llevarán a criar un hijo excesivamente consentido, pero estos dos planteamientos no ocurren.
Si tiene todas las necesidades cubiertas, hay una serie de medidas que pueden aliviar el llanto: balancear al niño en la cuna o en brazos; bañarlo con agua tibia; darle un paseo en su cochecito; pasearlo en el automóvil (suele ser muy efectivo).
En el caso de que el pediatra sospeche de una intolerancia a las proteínas de la leche de vaca: si la lactancia es materna, se evitará el consumo de leche de vaca y derivados por parte de la madre; si la lactancia es artificial, se probará con una leche especial (hidrolizado de proteínas).
Lo más importante es que los padres sepan que:
– Se trata de un trastorno benigno que no va a influir en el desarrollo del niño y que desaparecerá espontáneamente antes de los 4 meses de edad.
No se debe abandonar la lactancia materna.
– No deben usar medicamentos ni cambiar de fórmula, si la lactancia es artificial, sin consultar con su pediatra.

Tratamiento para el cólico del lactante

No hay ningún medicamento con una eficacia demostrada. Debemos evitar el uso de medicamentos en un lactante con cólico. En tiempos se han utilizado una serie de medicamentos como el sulfato de hiosciamina (anticolinérgico-antiespasmódico), bromhidrato de escopolamina, preparados sedantes de fenobarbital, clohidrato de difenhidramina e hidrato de cloral, y antiflatulentos como la simeticona.
El cólico se resuelve en muchos lactantes sin necesidad de intervención médica. El llanto puede disminuir mucho en lactantes cuyos padres reciben orientación, no obstante la aplicación de consejos de consultorio normales para reducir el llanto excesivo en lactantes con cólico puede no reportar las ventajas deseadas.
En algunos casos, la exclusión de las proteínas de leche de vaca de la dieta en lactantes con cólico (aún sin vómitos ni diarrea) puede mejorar de forma significativa el llanto paroxístico. Lo ideal es que sigan una lactancia natural o, en su defecto, que sigan una alimentación con leche para bebés adaptadas a su corta edad. En estos casos estaría indicada la alimentación con una fórmula a base de proteínas hidrolizadas. También estaría justificada la exclusión de la leche de vaca y derivados en la dieta de mujeres que amamantan a sus hijos afectos de cólico.
Se han aconsejado algunos remedios caseros como los tés de hierba de camomila, canela y menta, que tienen una actividad antiespasmódica suave. Son de utilidad si no se administran en exceso.

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