REGENERAN UN CORAZON
Regeneran por completo un corazón tras un infarto
Científicos del Instituto del Corazón de Texas (Estados Unidos) han logrado revertir lesiones cardiacas graves en ratones.
Un grupo de investigadores del Instituto del Corazón de Texas (Estados Unidos) han descubierto, a través de un experimento llevado a cabo con ratones de laboratorio, que el corazón tiene una capacidad de regeneración que antes se desconocía.
Su estudio, que ha sido publicado en la revista Nature, explica que fueron capaces de revertir, en un plazo de seis semanas, una insuficiencia cardiaca grave que previamente habían inducido en el corazón de los roedores. ¿Cómo lo lograron? Silenciando la actividad de la Hippo, una vía de señalización o comunicación que existe en el interior de las células del corazón y que impide la proliferación y regeneración de los cardiomicitos –células del músculo cardiaco capaces de contraerse de forma espontánea e individual–.
¿Qué ocurre durante un ataque al corazón? Como la sangre deja de fluir por los tejidos de este órgano vital, las áreas afectadas acaban muriendo debido a la escasez de oxígeno. El caso es que las células cardiacas no se regeneran, sino que el tejido muerto se reemplaza con cicatrices hechas de unas células que no lo ayudan en su capacidad de bombear porque no se contraen. El corazón se va debilitando progresivamente, y, de hecho, la mayoría de las personas que han sufrido un ataque cardiaco severo desarrollará una insuficiencia cardiaca que en el futuro pondrá en riesgo su vida.
¿Qué ocurre durante un ataque al corazón? Como la sangre deja de fluir por los tejidos de este órgano vital, las áreas afectadas acaban muriendo debido a la escasez de oxígeno. El caso es que las células cardiacas no se regeneran, sino que el tejido muerto se reemplaza con cicatrices hechas de unas células que no lo ayudan en su capacidad de bombear porque no se contraen. El corazón se va debilitando progresivamente, y, de hecho, la mayoría de las personas que han sufrido un ataque cardiaco severo desarrollará una insuficiencia cardiaca que en el futuro pondrá en riesgo su vida.
Primera causa de muerte en el mundo
Este nuevo avance es importante, ya que las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en el mundo: provocan un tercio de las defunciones en todo el planeta, según un estudio publicado hace unos meses en el Journal of the American College of Cardiology y firmado por el doctor Gregory Roth, de la Universidad de Washington (EE. UU.). Y España no se libra de estas nefastas estadísticas: en nuestro país fallecen más de 117.000 personas al año por este tipo de dolencias, según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC).
En el mismo sentido se pronuncia James Martin, coautor de la investigación llevada a cabo por el Instituto del Corazón de Texas: “La insuficiencia cardiaca sigue siendo la principal causa de mortalidad en las enfermedades del corazón”. Asimismo, incide en que “el mejor tratamiento que tenemos hoy en día para esta situación es la implantación de un dispositivo de asistencia ventricular o llevar a cabo un trasplante de corazón, pero el número de corazones disponibles para esos trasplantes es limitado”.
Por su parte, John Leach, el autor principal del estudio, explica que “cuando los pacientes sufren una insuficiencia cardiaca, se produce un incremento en la actividad de la Hippo”. “Esto nos llevó a pensar que si la desconectábamos, seríamos capaces de inducir mejoras en la función cardiaca”, subraya. Y eso es lo que hicieron con los ratones. “Después de seis semanas, observamos que los corazones lesionados habían recuperado su función de bombeo al nivel del corazón de los ratones de control, los sanos”, añade.
Estos investigadores han llegado a la conclusión de que desactivar la Hippo tiene una doble función: induce a las células musculares del corazón a proliferar y sobrevivir en el corazón lesionado y también se altera la aparición de fibrosis. Según explican, necesitarán estudios adicionales para poder entender con más precisión todos estos procesos.
Como siempre, es mucho mejor prevenir que curar. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos recuerda que está demostrado que dejar el tabaco, reducir la sal en nuestra dieta, el consumo de frutas y hortalizas, practicar ejercicio de manera regular y evitar el consumo nocivo de alcohol logran reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
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