LOS CAMBIOS DE DECADA

17/12/2012
Cada década, una crisis: cómo las viven hombres y mujeres
Muchas personas se angustian en sus cumpleaños "especiales", cuando les toca cambiar de década. ¿A vos también te pasa? Te damos las claves para dejar de preocuparte y empezar a verlo como una oportunidad
Lic. Cristina BenchetritComo es bien sabido, hay crisis a diferentes edades. Los 30, los 40, los 50 y los 60 marcan con claridad el paso del tiempo y, por eso, se las identifican con esos años.El cuerpo cambia, a veces drásticamente, y eso genera un shock a distintos niveles. Por esta razón, quizás la crisis más importante sea entre los 40 y los 50. Ahí es cuando surgen la mayor cantidad de consultas por temas relacionados con estos puntos de inflexión.Estos “momentos” son, en realidad, una oportunidad. Uno puede preguntarse, ¿una oportunidad para qué? La verdad es que a esta situación se llega, no es que aparece súbitamente. Cuando estamos en un punto crítico es porque venimos cargando diferentes cosas que en un momento estallan. Eso es lo que llamamos 'crisis'.Es como si pensáramos en una nube que se va formando. Lleva un tiempo juntando gotitas de agua hasta que se acumulan muchas y un cambio cualquiera, como un viento o una diferencia térmica, produce la precipitación. La crisis es más o menos eso: una serie de factores que fueron sumándose y una chispita que la detonó. Al igual que la lluvia, que suele ser el alivio de la nube, esta puede ser la oportunidad de sacar lo que estaba cargándose y dejar más limpio el horizonte para otras cosas.No quiere decir que sea fácil. El momento suele ser, muy por el contrario, bien difícil. Es al principio una sacudida que luego se sigue de replanteos. La buena noticia es que esto nos pasa a todos y que tiene el sentido de dejar cosas obsoletas y dar lugar a otras nuevas.El problema con las crisis es que nos muestran que algo cambió y aún no sabemos cómo será lo que sigue. De alguna manera tenemos la esperanza de que todo será igual, que no envejeceremos, que las relaciones se mantendrán iguales… Y, claro, nada de esto es así.La crisis, resumiendo, es la posibilidad de cambio. Quien lo tome como un desafío encontrará, sin duda, algo nuevo e interesante.Ellos y nosotras: ¿quién sufre más?Se habla de que hombres y mujeres viven de forma diferente las crisis. Hay variantes importantes que hacen al género, pero no estoy completamente de acuerdo con las clasificaciones, ya que tienden a estigmatizar.Algunos autores distinguen las necesidades entre los hombres y las mujeres, que se ven más claras en estos momentos. Para John Gray, el escritor de “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”, las necesidades femeninas en tiempos de crisis son las de cuidado, comprensión, respeto, devoción, reafirmación y tranquilidad. Para los hombres, por su parte, parecen ser más importantes las de confianza, aprecio, admiración, aprobación y aliento.Sintetizando esta idea, pareciera que las mujeres necesitan más ser comprendidas y contenidas, mientras que los hombres buscan ser admirados y apreciados. Personalmente opino que tanto hombres como mujeres, en momentos críticos, tienen problemas con temas relacionados con el paso del tiempo, las pérdidas y la valoración personal. Depende de cómo haya cada uno construido su vida, será el punto de inflexión más importante. Por ejemplo, una mujer que se dedicó a los hijos, y ellos ya son grandes, suele aparecer en el consultorio con alguna dificultad respecto a su autovaloración como ser individual. Algunas son más propensas a buscar belleza en distintos tratamientos para verse mejor, valorarse y agradar a los otros, mientras que otras buscan un proyecto personal.En los hombres, es más común encontrar quejas relacionadas con su disminución en el rendimiento físico. Ellos son más propensos a reforzar su actividad, con la ilusión de seguir viéndose jóvenes. De ahí también que muchos busquen relaciones con mujeres más jóvenes para mantener la misma ilusión.Algunas palabras de cierreEn síntesis: podemos aceptar las pérdidas como parte natural de la vida y tomar lo siguiente como un desafío, por ejemplo, desarrollando una virtud. Atravesar el proceso crítico aceptando lo que quedó detrás y empezando a generar nuevos proyectos más relacionados con la libertad y la madurez.Valorar la pérdida de tanta actividad, por el reemplazo del valor de la serenidad y el placer de degustar mejor cosas que antes hubieran pasado mas rápido pero, quizás, con menos sabor. En fin, da para la polémica.Por la licenciada Cristina Benchetrit, psicóloga y directora del Espacio Olazábal. Todos los jueves a las 20 horas debate sobre estos temas en sus “Cafés psicológicos”. Más info en www.espacioolazabal.com.arhttp://www.entremujeres.com/

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