RESUMEN:El consumo de drogas, y concretamente de alcohol, en
el ámbito laboral, tiene una repercusión directa, no sólo sobre el rendimiento,
sino también sobre la siniestralidad. Los principales factores de riesgo del
consumo de drogas en el ámbito laboral, son de naturaleza organizacional y
personal, por lo que las estrategias preventivas, han de tener en cuenta, estos
factores. La Inteligencia Emocional, implantada como sistema dentro de las
empresas, así como aplicada metodológicamente a las personas, es una herramienta
muy útil para la prevención del consumo de drogas.
Palabras Claves:
Alcoholismo, Inteligencia Emocional, Accidente Laboral, Desmotivación,
Vulnerabilidad, Actitud Activa, Intoxicación
Crónica.
ArtículoA nadie se le escapa que formamos parte
de una “cultura etílica”, que hace del alcohol, protagonista de sus festejos,
sus celebraciones y sus remedios. El alcohol forma parte de los negocios, y se
encuentra presente en la vida laboral.
En las Jornadas “Droga, Alcohol y
Trabajo, una perspectiva desde la seguridad y la salud laboral”, se concluyó que
uno de cada tres accidentes laborales graves está relacionado con el consumo de
alcohol y otras drogas. En dichas Jornadas, Gabriel Rubio, coordinador del
Programa de Alcoholismo de los Servicios de Salud Mental del Distrito de Retiro,
describió el perfil del alcohólico en el entorno laboral como varón de entre 25
y 40 años.
Las drogas constituyen uno de los más importantes factores de
riesgo laboral, y a este respecto, es conveniente mencionar lo categórica que se
muestra la Organización Internacional del Trabajo: “Los adictos y los
alcohólicos sufren más accidentes laborales que el resto de los trabajadores”.
Cabría añadir que, el riesgo no sólo es para el propio trabajador adicto, sino
que es extensivo a sus compañeros. Por todo ello, cabría incluir el consumo de
estas sustancias dentro de los programas de prevención de riesgos laborales. Las
consecuencias del consumo de drogas en el trabajo son fáciles de imaginar:
descenso de productividad, absentismo, aumento de la siniestralidad (en el
ámbito laboral o “in itinere”), disminución de la producción, menoscabo de las
relaciones laborales o deterioro de la imagen de la empresa, son algunas de
ellas. Entre el 20-40% de los expedientes disciplinarios tramitados por las
empresas están relacionados con el consumo de alguna droga.
Es evidente
que la calidad del trabajo se resiente por la indisposición que las adicciones
producen, lo que deriva en fallos abundantes que merman la calidad del producto.
El trabajador adicto a alguna droga, aumenta sus ausencias al trabajo (se
multiplican por tres), normalmente por indisposiciones cortas pero habituales,
ya que el adicto tiene más predisposición a enfermar; ya que su salud está
resentida por la intoxicación crónica de la droga que consume.
Pero para
hacer prevención, debemos conocer los factores de riesgo que llevan a un
trabajador al consumo abusivo de drogas. Este es un tema difícil, no obstante, a
efectos de análisis, podemos dividir dichos factores en:
Factores
Organizacionales
- Patrones instaurados para algunos sectores profesionales: construcción,
artistas, trabajadores del mar…
- Relaciones sociales (en el ámbito laboral), que se celebran con alcohol:
comerciales, ejecutivos, agentes de ventas…
- Trabajadores que tienen mucha facilidad para acceder al alcohol: camareros o
cocineros.
- Trabajo a turnos, con riesgo, en espacios confinados, con temperaturas
extremas, o aquellos en los que la carga física o mental (estrés) es
elevada.
- Trabajos en los que es difícil ver el sentido al esfuerzo personal
realizado.
- Ámbitos laborales en los que hay una ausencia de normas sobre consumo de
drogas.
- Trabajos en solitario (conductores), mal clima laboral, ambiente laboral
hostil.
- Disponibilidad de bebidas en el lugar de trabajo.
Factores PersonalesFalta de motivación / Falta de
vocación.
Necesidad de aprobación, dependencia del halago de los demás, lo
que hace que la carencia de refuerzos o promociones, se convierta en fuente de
malestar.
Mal afrontamiento de la responsabilidad o de la carga de
trabajo.
Falta de sentido en lo que uno hace.
Falta de
autoestima.
Falta de autonomía emocional y dependencia de los demás:
compañeros, clientes, subordinados, jefes…
Dificultad para resolver los
conflictos inherentes a las relaciones laborales.
Falta de habilidades para
la ocupación del tiempo libre.
Pérdida del puesto de trabajo. (Aunque no se
trate deun factor laboral, está comprobado que en situacionesde desempleo
aumenta el consumo abusivo de alcohol, así como las adicciones)
La
ineficacia en el afrontamiento de estos factores, puede dar lugar a una conducta
sustitutiva de evasión, como es el consumo de drogas, que repetidaen sucesivas
situaciones, aumenta la probabilidad de convertirse en una estrategia de
afrontamiento.
Entiendo que el trabajo debe de ser concebido como
instrumento de realización personal, y que esto transciende una concepción del
trabajo como simple medio de subsistencia. Cuando la desmotivación se apodera de
un trabajador, cuando ya no vibra con lo que hace, cuando uno siente que el
trabajo no le transforma y le perfecciona como persona, e incluso que trabajar
atenta contra la estructura de lo que uno ES, entonces tenemos el caldo de
cultivo para que prosperen conductas dependientes, y todo tipo de emociones
displacenteras. Alcoholismo, tabaquismo, abuso de café, o consumo de drogas
ilegales anidan bien en este perfil de trabajador. Reencontrarnos con el inmenso
placer de trabajar, prevenir (o prevenirnos) frente a la desmotivación, y
armonizar lo que SOMOS con lo que HACEMOS (vocación), nos va a dotar de
instrumentos y herramientas emocionales, que va a alejar del trabajador la
necesidad de usar drogas para afrontar la realidad, o para esconderse de ella.
En este sentido, dar respuesta, y elaborar una reflexión sobre “¿Qué soy?”,
“¿Cuál es mi valor como persona?”, “¿Qué necesito hacer?”, “¿Cuáles son mis
aptitudes?”, va a ayudar al trabajador a identificar metas y objetivos
personales, y a unificar “lo que quiere hacer” con “lo que está
haciendo”.
Muchos trabajadores, se han visto en un trabajo, sin haber
tenido la percepción de haberlo elegido.
Quizá en un pasado adolescente
o juvenil, se vieron altamente presionados por la ansiedad de un futuro
profesional incierto, y han terminado trabajando a desgana, y fuertemente
desmotivados, en algo que no les realiza, o sienten que no han elegido.
Aumentar el conocimiento personal, la capacidad de gestión emocional,
tener una “actitud activa” para conseguir los objetivos personales, así como
aprender a manejar situaciones conflictivas, de riesgo o de tensión, han de
estar en la base de cualquier estrategia preventiva del consumo de drogas en el
trabajo.
“Qué suerte tienes –le decía un conocido, a un buen amigo mío-
tu trabajas en lo que te gusta”, y es que, como nos dejó escrito el literato
español, Jacinto Benavente, “Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie
que la suerte pueda ser cuestión de tener talento” en este caso de Talento
Emocional.
Conclusiones:
- El abuso de drogas, y más concretamente, el consumo de alcohol, constituye
un problema laboral con numerosas consecuencias. Existen sectores productivos
que registran mayor consumo de drogas, afectando al proceso de la empresa,
aumentando la accidentabilidad, incrementando el absentismo, y dañando
gravemente el clima laboral.
- Los factores de riesgos que se asocian a las conductas del consumo de
drogas, si bien son
numerosos, los podemos categorizar en: organizacionales y
personales. Muchos de estos factores de riesgo no pueden ser modificados, si
bien las competencias emocionales incluidas en la Inteligencia Emocional pueden
ser aprendidas y entrenadas, previniendo así futuras conductas de riesgo, y
constituyendo factores de protección con respecto al consumo de drogas.
- Aquellos trabajadores con un mayor repertorio de competencias emocionales
basadas en la el manejo y la regulación de sus propias emociones no necesiten
utilizar otro tipo de reguladores externos, como son las drogas, para enmascarar
estados de ánimo displacenteros derivados del trabajo.
Bibliografia:Tarter RE : Neuropsychological investigations of
alcoholism. En: G Goldstein, C Neuringer (Eds.): Empirical Studies of
alcoholism: 231-256. Cambridge, Mass. Ballinger.
Tirapu Ustárroz J, Muñoz
Céspedes JM y Pelegrín Valero C : Funciones ejecutivas: necesidad de una
integración conceptual. Revista de Neurología,34: 673- 85.
Dr. Heindri
Weisinger: La inteligencia emocional en el trabajo. Edit. Javier
Vergara.
NTP 570: Prevención e inteligencia emocional (II): capacidad de
influencia y recursos lingüísticos. INSHT.
NTP 569: Prevención e
inteligencia emocional (I): enseñanza de la prevención y recuerdo emocional.
INSHT
Fuente: Revista de la Sociedad Española de Salud Laboral en la
Administración Pública
Por: Dionisio Contreras Casado
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