LA ETICA DE LOS TRANSPLANTES
por Alfonso Del Rosario
Pocas veces nos hemos detenido a reflexionar sobre la importancia de los trasplantes de órganos. Probablemente sea debido por la complejidad de pronunciarse de alguna forma sobre este asunto o quizás por comodidad, por no dar el valor que tienen estas prácticas para el desenvolvimiento integral de cualquier persona. Puede que a muchos, les parezca una pérdida de tiempo dedicarse a esclarecer ciertos acontecimientos que tienen lugar en el desarrollo de estas técnicas tan novedosas, de tener así elementos de juicio y una opinión más justa y exacta sobre estas prácticas quirúrgicas tan difundidas hace ya bastantes décadas. Si es así, si estamos dispuestos a embarcarnos en esta travesía de análisis e investigación, libres de dogmas, creencias y de prejuicios muchos de ellos ya caducos y trasnochados, entonces, podríamos intentar ver si en alguna medida podemos lograrlo.
Ante todo, hay que reconocer que los trasplantes de órganos son uno de los exponentes más significativos del progreso científico de la medicina actual, y que la bioética moderna, debería tener presente la sensibilidad de las personas afectadas para poder así, canalizar correctamente los aspectos éticos y morales que rodean a los trasplantes de órganos, desde su extracción, hasta su implantación, teniéndolos principios éticos que la sociedad acepta como lógicos y naturales.
Sobre la predisposición o no de donar órganos, en recientes encuestas realizadas a familiares responsables de dichas donaciones, pocos más de la mitad estuvieron a favor, el resto no la consintieron. Uno de los factores de esta negación, fue debido a que el posible donante en vida, expresó a sus familiares su oposición en este sentido. Cuando se conocía el consentimiento, solo dos de cada cinco casos, los familiares estuvieron a favor de la donación.
Tanto donantes como receptores, no solo comparten órganos, sino que también muy sutiles e invisibles lazos que el karma mantendrá unidos, para que esta ley universal actúe de la forma más conveniente en el desarrollo evolutivo de ambas personas. Este hecho, nos conduce a contemplar la donación de órganos desde una perspectiva holística y trascendente, en donde la ética toma unos valores más universales y coherentes con la realidad del ser humano, con su dual esencia interna, espiritual y humana, una entidad constituida por un ser inmortal y unos vehículos de percepción y de experimentación que vida tras vida van evolucionando, transformándose hacia un estado de perfección que culmina con la liberación de las ataduras a los mundos inferiores (físico, astral y mental), el “samsara”, en donde actualmente estamos casi la totalidad de la humanidad.
Las expectativas éticas, morales y religiosas, como de cualquier otra índole que deben ser tenidas en cuenta, en la forma y modos en el que deben ser aplicados estos avances médico-tecnológicos, debería hacernos pensar en el amplio abanico de consecuencias imprevisibles, unas positivas y otras negativas con las que el hombre tendrá que enfrentarse en algún momento. Ser conscientes de esta realidad, hace que nos planteemos interrogantes sobre lo correcto o incorrecto de la aplicación de estas novedosas tecnologías tanto en lo referente al hombre como a los animales, que sufren en muchas ocasiones hasta lo indecible cuando se les someten a ciertas e innombrables prácticas de laboratorio en aras (según la ciencia), del progreso de la humanidad.
Los avances y transformaciones en cualquier campo de la ciencia, siempre han creado problemas y conflictos cuando se ha tratado de conjugar los aspectos morales y éticos de la sociedad con los más trascendentes y sublimes de la existencia. Este equilibrio y complementariedad que deberían existir entre la ciencia y la filosofía más trascendente, lamentablemente no se manifiestan en nuestro entorno, pudiendo inducir a muchas personas a errar en la comprensión de esta realidad que la ciencia ofrece para el bienestar del ser humano.
El análisis y la comprensión de la vida y de la forma, significan un reto ineludible que cualquier investigador del mundo oculto no debe dejar de lado, por muy complejo y difícil que le pueda parecer, siempre ha de estar preparado, con una mente abierta e impersonal para descubrir las correctas respuestas a las interrogantes morales y filosóficas que se le pueden presentar en cualquier momento de su vida.
Al contemplar los trasplantes de órganos desde el lado oculto, sabemos por estudios realizados por prestigiosos y reconocidos investigadores sobre la reencarnación, datos y hechos verificados, de personas que recuerdan vidas anteriores, y de taras y secuelas físicas y sicológicas que vienen repitiéndose en el transcurso de varias existencias. Muchas de estas personas recuerdan con detalle problemas funcionales, tanto de órganos, como de orden sicológico, traumas, fobias, etc., heredados por el karma. A todo esto, se añade también en algunas ocasiones, la presencia de marcas en la piel, cicatrices, deformaciones, etc. Todos estos tipos de casos de variada índole, se pueden constatar hoy en día, en muchos de los medios de difusión, en donde se detallan situaciones de vidas anteriores, y el cómo y el porqué de muchas de las taras físicas con las que han nacido.
En este contexto, la Ciencia Esotérica explica con detalle la gran importancia que tiene el karma y su íntima vinculación con los Atomos Permanentes, responsables de todo el proceso de evolución y desenvolvimiento de los vehículos de la personalidad de cualquier ser humano, y de la enorme sensibilidad e interrelación que tienen cada uno de ellos con el Alma o Ego.
Ante esta situación, podríamos hacernos algunas preguntas, ¿al donar un órgano, queda afectado de alguna manera dicho órgano para futuras existencias en ambas personas, donante y receptor? ¿repercute de alguna forma en los vehículos sutiles del donante y receptor el órgano sustraído y/o implantado, al que lógicamente se debe considerar que posee ciertas condiciones de vida?.
Todos los componentes atómico-moleculares de los órganos, poseen una contraparte etérica y vital, otra contraparte astral y una parte mental, que al desencarnar, lentamente deben disolverse con todos sus componentes energéticos, en cada uno de los planos o niveles de donde toman esa materia constitutiva en cada encarnación. Cuando este normal proceso de disolución se interrumpe ¿qué sucede y/o queda afectado dicho órgano en las experiencias devachánicas y en las siguientes existencias? ¿qué ocurre en la íntima estructura de los Atomos Permanentes?
Dicho todo esto, podemos ampliar un poco más la realidad y la importancia que para el ser humano tienen los Atomos Permanentes (uno por cada vehículo de experimentación cíclica), recordando, que estos especiales y sensibles átomos, están constituidos por la materia más sutil de cada uno de los planos al que pertenecen, por lo que están dotados de una textura y composición atómico-molecular muy dúctil y sutil, capaces de registrar y almacenar permanentemente, de instante en instante, lo que podríamos definir como la síntesis de todos los pensamientos, emociones, sentimientos y acciones, tanto positivas como negativas, como también todo lo concerniente a la salud o enfermedad en cada momento de la vida de cada persona.
Estos especializados átomos, durante toda la vida, guardan lo que podríamos definir en términos científicos, como la memoria genético-espiritual, que encarnación tras encarnación van a definir hasta en los más mínimos detalles, la composición, calidad, cualidades y sensibilidad de la materia sutil y física de cada uno de los vehículos periódicos del Ego al encarnar en el plano físico.
Sabemos por la Antigua Sabiduría, que es en el Cuerpo Etérico, dada su especial plasticidad y maleabilidad, donde quedan impresas todo cuanto acontece en el Cuerpo Físico. Por lo que se puede deducir en términos generales, que enfermedades, patologías orgánicas o así como también, una buena o mala salud, quedan registrados como luz o manchas en el aura de los vehículos periódicos, a través de esa simbiosis con los átomos permanentes, lo que podría dar lugar, a que el Ego en la siguiente o futuras encarnaciones, aparezca con los mismos o muy parecidos problemas funcionales y de salud a los que tuvo instantes antes de desencarnar en una vida anterior, siendo lógico suponer que forman parte del bagaje y condicionantes kármicos que cada personalidad viene arrastrando vida tras vida, por lo que es por este motivo “normal” que se puedan manifestar en una determinada existencia ciertas patologías y disfunciones, físicas, emocionales o mentales, heredadas con anterioridad. El Maestro Tibetano, viene a decir con estas o parecidas palabras … “que cada Ego viene a la existencia de una nueva vida, en las mismas condiciones físicas, sicológicas e internas que tenía en el momento de su anterior desencarnación”.
Si bien es razonable pensar que hay que hacer todo cuanto esté en nuestras manos para salvar cualquier vida y que la ciencia actualmente posee los medios para ayudar a dar solución a muchos de los problemas de salud que hasta hace pocos años parecían insalvables, no está de más considerar además de los aspectos éticos y morales de la sociedad en la que vivimos, los aspectos ocultos y el funcionamiento de las leyes que se manifiestan más allá de la realidad del mundo físico.
Ante las incógnitas que se nos puedan presentar y a los posibles planteamientos que podamos hacernos sobre estas o parecidas situaciones, como es el caso de los trasplantes, las respuestas que podemos encontrar dependiendo de nuestra situación personal y de nuestra visión global de conjunto, pueden ser muy variadas y a veces incómodas.
No se trata desde aquí sentar las bases sobre lo correcto o no de este tipo de investigaciones y de aplicaciones en los campos de la biomedicina y de la biotecnología, sino de replantearnos estas situaciones con una nueva visión más global, más real de la Vida y de la Forma, en donde lo aparentemente correcto o incorrecto, queda desdibujado y diluido cuando se contempla todo este proceso desde un lugar más elevado, lo que da lugar a que se generen en nosotros interrogantes que deberíamos descifrar para dar respuestas lo más acertadamente a la realidad del conjunto, de alma y cuerpo, como algo indisoluble e íntimamente unidos en esa apariencia física que denominamos hombre, teniendo siempre presente de incluir el aspecto kármico y de intención, que como sabemos, repercuten siempre de alguna forma en el proyecto evolutivo y de futuro de cualquier Ego.
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