DROGAS,,TOLERANCIA CERO

26/11/2012
Drogas, Tolerancia Cero/ Nota 5
El SEDRONAR admitió que una de las principales causas del incremento es la enorme tolerancia social que registra hoy el consumo de marihuana
Por Omar Romano Sforza & Eugenia Plano
Si existe un tipo de droga que hoy en día goza de una mayor aceptación y subestimación acerca de sus efectos y alcances sobre la salud física y mental es la marihuana. Además de los debates en torno a su despenalización en la región, existen gestos oficiales y comunicacionales que exhiben una mayor tolerancia a su consumo.
El pasado martes la legisladora porteña Gabriela Cerruti exhibió en su cuenta de Twitter una imagen de su planta de cannabis. La fotografía se encontraba acompañada por un texto que decía: 'Una me la regaló mi mamá y la otra Alex Freyre. Adivinen'. Más allá del acto en si mismo o la postura de la diputada de Nuevo Encuentro sobre el consumo de marihuana, este hecho revela cuál es la percepción o la valoración del país con respecto al uso de este tipo de droga.
El mensaje de Cerruti es sólo uno de los indicadores acerca del incremento de la tolerancia social, gubernamental y mediática sobre el consumo de marihuana. En el país, programas de tevé y películas nacionales exhiben el uso de cannabis como una rutina que atraviesa a las nuevas generaciones. Pero, no lo plantean a modo de problema sino más bien como un hecho divertido y estimulante. Fumar marihuana es sinónimo de un “sano relax”. Lejos de ser una conducta “rebelde” o desafiante de las normas del sistema, como lo fue en la década del ´60 a partir de su uso en el movimiento hippie, hoy es considerada una costumbre generalizada y sin sentido, y sus máximos protagonistas son los jóvenes.
La naturalización del consumo
La tolerancia social, gubernamental y mediática lejos de provocar una disminución en el consumo desencadenó el efecto contrario. En tan sólo una década el número de adictos creció como nunca antes. La marihuana es la droga de mayor consumo en la Argentina. Tomando como muestra la Ciudad de Buenos Aires, el Observatorio de Políticas Públicas del Ministerio de Desarrollo Social porteño, informó que el 20% de los jóvenes entre 13 y 18 años fuma cannabis.
Por su parte, la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico también advirtió el crecimiento de este tipo de estupefaciente a nivel nacional. Mientras en el 2001, el 3.6% de los estudiantes secundarios reconocieron que fumaban cannabis en el 2009 este índice subió al 8,4 por ciento.
El SEDRONAR admitió que una de las principales causas del incremento es la enorme tolerancia social que registra hoy el consumo de marihuana. La percepción de riesgo sólo registra un 44% y así, la enorme mayoría de las personas cree que su uso no implica ningún peligro sobre la salud física o mental.
La marihuana es la droga de “moda”, especialmente en la Capital Federal. El estudio realizado por el Observatorio porteño estableció que es el estupefaciente más difundido y el que posee un mayor nivel de aceptación social y además, la percepción entre los más jóvenes es que es una “droga legal”.
Esta creencia es absolutamente errónea y es una confusión en torno al fallo que la Corte Suprema de la Justicia de la Nación dictaminó en el 2009, en el cual estableció que la tenencia de este estupefaciente en personas adultas no será penado mientras no afecte la integridad física o mental de terceras personas.
Es decir, en la Argentina el consumo de marihuana no fue despenalizado en su totalidad, sino de manera parcial.
La marihuana afecta el desarrollo neurológico
El debate acerca de la marihuana hoy en día sólo parece recaer en cuestiones legales y a favorecer su definitiva valoración y aceptación social. Tal como sucede con el resto de los estupefacientes, en el medio de las discusiones, estadísticas y percepciones, se omiten los efectos, los peligros y los alcances que el cannabis ejerce sobre la salud de sus consumidores y adictos.
En el país hay un millón doscientos mil persona que fuman marihuana y dos millones y medio han pasado por esa experiencia alguna vez. Y ¿qué les pasa? O ¿les puede pasar? La percepción que indica que con la “marihuana no pasa nada”, ¿es cierta o totalmente errónea? La segunda opción es la correcta. A pesar de su alta tolerancia y difusión social, el cannabis genera riesgos para la salud física y mental a corto, mediano y largo plazo y las principales víctimas son los jóvenes.
Un estudio realizado durante el 2012 en Nueva Zelanda y publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) reveló que el consumo de marihuana impacta de forma directa en la disminución de la inteligencia y afecta la atención y la memoria, si una persona comienza a consumirla durante la adolescencia.
'La marihuana no es inofensiva, especialmente para los adolescentes', advirtió Madeline Meier, de la Universidad de Duke e investigadora principal, quien destacó la irreversibilidad de los daños producidos por el uso de cannabis antes de los 18 años. Antes de dicha edad, el cerebro se encuentra en plena etapa de desarrollo y al igual que en el caso de todas las drogas, el cannabis también incide de manera desfavorable en el proceso de crecimiento a nivel neurológico, perjudicando especialmente, el coeficiente intelectual.
Una adicción con consecuencias irreversibles
El consumo de marihuana desarrolla cuadros de ansiedad, psicosis y depresión. Diversos estudios han corroborado que el 33% de las personas que han fumado cannabis han sufrido cuadros de ataque de pánico por primera vez 48 hs después del acto, independientemente si se continúa o no con el uso de este tipo de droga.
La marihuana es un estupefaciente que incide de forma directa en la aparición de enfermedades mentales. Quienes la consumen quintuplican las posibilidades de padecer depresión y ansiedad. Además, poseen entre 25% y un 40% mas de probabilidades de contraer trastornos del tipo psicótico, siendo el cannabis la única causa del desarrollo de este tipo de patología en individuos que se encontraban sanos. Es decir, este tipo de droga puede causar la inhabilitación permanente de las facultades mentales.
Además, de provocar fuertes cambios en la función neurológica, la marihuana también incide cómo factor desencadenante de Accidentes Cerebro Vasculares (ACV) y el desarrollo de enfermedades del corazón.
Sube la tolerancia, falta información
Aumentó el consumo, la valoración social y la subestimación de sus efectos sobre la salud física y mental. Sin dudas, la naturalización del uso de marihuana habla a las claras de la ausencia de información concreta acerca de los riesgos y alcances que implica su uso.
Aunque en el siglo XXI el cannabis goza de un “buen marketing”, la percepción es contraria a su realidad. El consumo de marihuana provoca daños irreversibles, y los jóvenes son los más vulnerables a padecerlos.
Naturalizar su uso, es favorecer al daño.
Por Omar Romano Sforza & Eugenia Plano

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