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11 de junio 2013. Es decir, a personas que creen padecer una dolencia o enfermedad a partir de una interpretación errónea de sus propias sensaciones corporales que asumen como síntomas de una patología. El denominador común de los pacientes hipocondríacos es la férrea creencia, acompañada por cuadros de ansiedad y angustia, sobre el padecimiento de una enfermedad grave, aún ante la refutación de un análisis clínico o un chequeo médico que demuestre lo contrario. La estadística argentina coincide con el promedio global que indica que el 10% de la población mundial padece hipocondría. Grandes figuras del arte y la cultura han padecido esta enfermedad. Célebre fue el caso del ícono del arte pop de la década del ´60 Andy Warhol. El artista plástico sentía que cuerpo que la caída del pelo y las afecciones en su piel eran para eran síntomas de cáncer, tumores o VIH. El escritor irlandés, Brian Dillon autor de “El enfermo imaginario, historia de la hipocondría”, destaca que su propio terror al fin de su vida aceleró su muerte “ya que de haber consultado antes a un médico por una inflamación de la vesícula biliar, podría haber sobrevivido a los rigores del hospital, pero murió de un ataque cardíaco en 1987, unas horas después de la cirugía”. Otras personalidades de la ciencia y del arte que sufrieron hipocondría fueron: Charles Darwin, Glenn Gould, James Boswell, Marcel Proust y Charlotte Bronté. • Depositar el miedo en el cuerpo El padre de psicoanálisis, Sigmund Freud, comienza sus investigaciones sobre el tema en el 1900 que culminan en su publicación “Estudios sobre la histeria“. Freud resalta que el paciente no sólo tiene miedo a morir sino más bien “miedo a vivir”. En sus investigaciones con casos de histeria, el creador del psicoanálisis observó como el cuerpo era el escenario de un diálogo sin palabras. Es decir, en lugar de poner en palabras aquello que sucede, el paciente hipocondríaco deposita en su cuerpo aquello que debería resolverse psíquicamente. Este trastorno también conocido como la “enfermedad imaginaria”, provoca en los pacientes la permanente consulta médica ante la interpretación de diversos síntomas como un dolor de cabeza, malestar estomacal, una mancha en la piel o palpitaciones que el hipocondríaco interpreta de manera errónea como signos de una enfermedad grave o terminal. Los Criterios Para el Diagnóstico del hipocondría, establecidos por la clasificación internacional del DSM IV, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, son principalmente: 1. Preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos 2. La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas. 3. El paciente además, se niega a sistemáticamente a aceptar las explicaciones y las garantías reiteradas de los médicos y especialistas que corroboran que tras los síntomas no se esconde ninguna enfermedad 4. La preocupación provoca un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. 5. La duración del trastorno es de al menos 6 meses. • Internet, el “médico” de los hipocondríacos Sin bien en otras épocas la bibliografía o el boca en boca eran los puntos de referencia para los pacientes que padecen este trastorno para reforzar su idea de enfermedad, hoy internet ofrece un sinnúmero de páginas webs, foros y redes sociales que se han convertido una nueva fuente de consulta más accesible y disponible a todo momento. Pero, sin bien la hipocondría no depende de los medios de información o comunicación y por lo tanto, no son promotores de enfermedad, en la actualidad si existe el peligro que los hipocondríacos encuentren información errónea o sin respaldo de la comunidad médica y científica para su divulgación. Consultar en la web acerca de la salud no es sólo un territorio propio de quienes padecen este trastorno sino es una conducta social extendida. Hoy el 84% el los usuarios de Internet usa la web para consultas sobre salud y el 60% de las personas que encontraron lo que buscaban debatieron la información con sus médicos. Hoy es frecuente que en los consultorios los pacientes hipocondríacos planteen o hasta contradigan análisis clínicos con los profesionales de la medicina bajo el argumento de haber leído y ratificado los síntomas de una supuesta enfermedad a partir de sus consultas en internet. Por lo tanto, la web se ha convertido en una fuente funcional, como antes fueron los libros o revistas especializadas, a la imaginación del paciente acerca de una patología que en realidad no padece. • Tratamiento Los autores y especialistas en hipocondría coinciden que el motor que origina la enfermedad en el paciente: el miedo es el miedo a la vida. Por lo tanto, el tratamiento para sanar este trastorno se basa fundamentalmente en abordar este temor. Por ejemplo, en la terapia cognitivo-conductual, los profesionales de la salud mental utilizan diversos métodos de visualización en los cuales el paciente imagina situaciones temidas o evitadas en su vida cotidiana para que finalmente puedan enfrentarlas sin ansiedad, angustia o miedo. Conocer e interpretar las sensaciones corporales como parte de la vida y no como signos o símbolos de enfermedad es otro de los métodos que los pacientes internalizar en el trascurso de su psico terapia y así paulatinamente, comienzan a comprender que su cuerpo y su psiquis pueden ser fuentes de placer y felicidad en lugar de disparadores de miedo o desconfianza. Eugenia Plano | www.vidapositiva.com |
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