EL CALCIO puleva
El calcio en nuestro organismo
Dra. Dª. Ana María Roca Ruiz, Médica y Odontóloga. Máster en Nutrición.
El calcio es un mineral que llega hasta la sangre a través de la dieta y de su movilización desde los huesos. Una ingesta permanente a través de alimentos ricos en calcio es esencial para mantener los huesos y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
En opinión de los expertos, debemos aumentar la ingesta de calcio consumiendo los productos que los contienen, tomando alimentos enriquecidos en calcio (como la leche o el yogur), o tomando suplementos.
Es necesario garantizar el consumo suficiente para alcanzar los niveles recomendados de calcio. Así pues, se aconseja una ingesta diaria de alrededor de 1.200 mg al día, dependiendo de edad, sexo y circunstancias, junto con una administración diaria de vitamina D de entre 400 y 800 UI.
Vitamina D. Se obtiene a partir de la alimentación (pescado azul, vísceras, sobre todo cerebro, aceite de hígado de pescado, mantequilla y yema de huevo, leches enriquecidas y cereales enriquecidos) y también se produce en la piel por la acción del sol. Estimula la absorción intestinal de calcio y favorece la reconstrucción ósea.
Calcitonina. Es una hormona que se secreta estimulada por el aumento de calcio en la sangre, haciendo disminuir los niveles de calcio en la misma. Para ello, favorece la disminución de salida de calcio de los huesos e incrementa la pérdida de calcio por el riñón.
¿Qué es el calcio?
El 99% del calcio en nuestro cuerpo se encuentra en los huesos y 1% restante repartido en diversos tejidos
El calcio es un mineral que forma parte de nuestro cuerpo y cumple un papel esencial en la formación de los huesos y dientes. De hecho, el 99% del calcio existente en nuestro cuerpo se encuentra en ellos. El 1% restante está en la sangre, en el líquido extracelular y en el tejido adiposo. Para obtener este último porcentaje, el organismo utiliza dos mecanismos: la absorción intestinal del calcio a través de la dieta (favorecida por la vitamina D), y la movilización del calcio de los huesos.¿Qué ocurre si no lo asimilamos?
Si el calcio no se asimila con la dieta, se ponen en marcha una serie de mecanismos hormonales que extraen el calcio de los huesos para asegurar este 1%. Es por esto que si el calcio no se restituye con nuevas ingestas de este material, los huesos se debilitan dando lugar a la osteoporosis.¿Cómo aumentamos nuestros niveles de calcio?
Por otro lado, debemos tener en cuenta que sólo se absorbe alrededor del 30% del calcio que ingerimos (el resto se elimina a través de las heces, la orina y el sudor). Para facilitar su absorción, debemos contar con la presencia de la lactosa, la acidez gástrica y la vitamina D. Dificultan su absorción los oxalatos, los fitatos y los fosfatos en exceso.En opinión de los expertos, debemos aumentar la ingesta de calcio consumiendo los productos que los contienen, tomando alimentos enriquecidos en calcio (como la leche o el yogur), o tomando suplementos.
Es necesario garantizar el consumo suficiente para alcanzar los niveles recomendados de calcio. Así pues, se aconseja una ingesta diaria de alrededor de 1.200 mg al día, dependiendo de edad, sexo y circunstancias, junto con una administración diaria de vitamina D de entre 400 y 800 UI.
Factores que regulan el calcio.
PTH. Es importante para mantener el nivel de calcio en la sangre. Aumenta la salida de calcio del hueso, la reabsorción tubular renal de calcio y la absorción intestinal de calcio. Todo esto hace crecer el nivel de calcio en la sangre. Por ello su secreción crece cuando disminuye el calcio en sangre.Vitamina D. Se obtiene a partir de la alimentación (pescado azul, vísceras, sobre todo cerebro, aceite de hígado de pescado, mantequilla y yema de huevo, leches enriquecidas y cereales enriquecidos) y también se produce en la piel por la acción del sol. Estimula la absorción intestinal de calcio y favorece la reconstrucción ósea.
Calcitonina. Es una hormona que se secreta estimulada por el aumento de calcio en la sangre, haciendo disminuir los niveles de calcio en la misma. Para ello, favorece la disminución de salida de calcio de los huesos e incrementa la pérdida de calcio por el riñón.
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